jueves, 22 de octubre de 2015


                    El Madrid B minimiza al PSG.



Con un primer acto muy meritorio y un segundo tiempo más regulado, el Madrid B sometió al llamativo PSG con todas sus estrellas al frente. Los blancos se mostraron como un conjunto bien coordinado, tan capaz para superar de largo a su rival antes del descanso como para después no agrietarse ante el mayor empuje local. Pese al asalto final parisino, esta vez no hubo titulares para Keylor Navas, salvo un pulso con Pastore. Un partido que permitió contrastar que el Madrid tiene armario, que en la despensa hay material, que los Casemiro, Lucas, Jesé, Cheryshev y compañía compiten con solvencia mientras se ruedan en la máxima élite. Ninguno desentonó, pese a la exigencia aparente del duelo.
Apareció el PSG como un equipo más pinturero para la foto que para producir el fútbol que se espera de su millonaria galaxia. Un conjunto sin mucho remango que parece tramitar el juego con poca pasión, plomizo para desplegarse y siempre con la manta puesta, lo que reduce los efectivos en ataque. Ordena Motta pasito a pasito y, a partir de ahí que Ibrahimovic o Di María se busquen los cuartos, porque a Cavani le sueltan poca caña. Más bien contemplativo, el grupo parisino tampoco sierra al adversario con una presión con voltaje. Deja hacer y se arremolina al borde de su área. Es lo que hizo durante todo el primer tramo, hasta que de vuelta del descanso puso algo más de colmillo. Y, de paso, Pastore le dio el sentido que no había tenido. Entre tanto galáctico le han arrinconado porque sí, la ley mercantil del fútbol.









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